Tercer pilar: Poner límites
La academia para padres de hij@s de adolescentes es un espacio on line para dar soporte y herramientas a los padres para educar a sus hij@s adolescentes. El material de la academia está basado en habilidades de liderazgo, en herramientas de coaching y en la experiencia como coach especializada en familias y adolescentes. Y por supuesto en mi experiencia como madre de dos hij@s. Los cuatro pilares sobre los que construir las relaciones para que tu hijo adolescente sea feliz y cumpla con las responsabilidades de su edad.
Poner límites es utilizar el poder que tenemos como padres para marcar un límite, para poner una barrera invisible a un lugar donde no se debe ir, ya que podría ser perjudicial para nuestro hijo u otros. Poner límites no tiene nada que ver con culpar o criticar. Ponemos límites para que el adolescente aprenda a respetar a las personas, a distinguir lo que está bien de lo que está mal, para prevenir de los posibles riesgos, de las adicciones y de los comportamientos delictivos. Los límites les enseñarán a tener buenos hábitos educativos y a adquirir unos valores que serán para toda la vida, con los que podrán construir relaciones basadas en la confianza y en el respeto.
Si somos unos padres demasiado críticos en asuntos que no son realmente importantes, el adolescente se cerrará, se amurallará y nos costará mucho comunicarnos con é/ella y por lo tanto poner límites. La culpa y la crítica son emociones tóxicas para las relaciones y la consecuencia con un adolescente es otra emoción tóxica, encerrarse en si mismo o amurallarse. Por eso es necesario enfocarse en lo positivo y poner límites cuando sea realmente necesario. A base de castigos y amenazas es muy complicado y agotador.
Por otra parte si un adolescente pertenece a una familia donde los padres son demasiado protectores y/o consentidores, el adolescente puede haber tomado el mando de la casa y sentirse perdido y/o angustiado, ya que aunque se sale con la suya, siente que no tiene ningún rumbo concreto su vida y que él es muy joven para tomas decisiones trascendentales. Es más, se puede sentir huérfano ya que los padres no está ejerciendo como tales. Más de un adolescentes me ha dicho en mis sesiones de coaching que sus padres nunca le había puesto límites y la inseguridad que les transmiten.
Los adolescentes necesitan que les pongamos límites para sentirse seguros, para saber que hay uno o dos capitanes que dirigen el barco y poner rumbo a un lugar, y que cuando se encuentran con tempestades, saben como han de solventar los problemas o cambiar el rumbo. A los adolescentes les tenemos que dejar llevar el volante a ratos para que aprenda a vivir y cuando se desvían de la ruta dar un volantazo (poner límites) y retomar el rumbo.
La energía de poner límites
Si tu hij@ se quisiera tirar por un balcón, seguro que desde las tripas sentirías un no rotundo que impediría que lo hiciera y esa energía te llevaría a proyectar una autoridad convincente. Esa es la energía de poner límites. Es bloquear un comportamiento u acción que pueda ser perjudicial para tu hijo. Lo contrario a dar reconocimiento que es para reforzar conductas.
¿Y cuando es realmente necesario?
En general:
- Cuando corran peligro.
- Cuando hayan faltas de respeto o comportamientos tóxicos como culpar o ir de víctima.
- Cuando les tengamos que enseñar a esforzarse.
- Para educarles en cuanto a hábitos de higiene, comida y orden. Valorando la importancia de cada uno de esos hábitos con respecto a los puntos anteriores.
¿Cómo poner límites?
Cuando ponemos límites lo hemos de hacer sin juicio, sin crítica y sin etiquetar y sin o utilizar el verbo ser cuando les riñamos. No decir “Eres un mentiroso” sino “Eso que has dicho no es verdad” , ya que hay algo innato e inamovible en el verbo ser. ser sino del comportamiento. Y sobre todo, no tomándonos las cosas personalmente, y no enfadándose con el adolescente. No nos podemos enfadar con nuestros hijos. Les podemos reñir pero hay olvidarlo en cuanto se pase el momento. Estamos educándolos para que el día del mañana sean buenas personas, alegres, creativos y llenos de recursos y no haciendo un pulso a ver quien puede más.
Por ejemplo: si tu hij@ no estudia, no decir «Si no estudias serás tonto y nunca llegarás a nada» Ya que lleva juicio, crítica, y sólo conseguirás que se acompleje y le baje la autoestima.
Práctica 3
Por ejemplo: –Mañana tienes un examen así que si ya has descansado un rato ponte a estudiar y deja el móvil, si quieres te ayudo. (Si pasa un rato y no lo hace, vuelves y le pides el móvil y le dices que se lo das cuando termine de estudiar). (Si aún no lo hace, te enfadas y le dices): –No voy a permitir que no estudies ya que es tu responsabilidad y la mía como padre/madre conseguir que apruebes el curso. Cuando se ponga a estudiar, dale reconocimiento y ve a verle de tanto en tanto para animarle y reforzar el hábito de estudio.