Nunca cortes lo que se puede desatar, pero a veces, hay nudos gordianos que requieren un corte total y rápido”

Las familias son sagradas, son clanes dónde sentirse protegido y poder crecer, dónde aprender costumbres y valores culturales y sociales. Es dónde te enseñan la forma de vivir y donde nos nutrimos en todos los sentidos.

Desgraciadamente no siempre es así, esa familia que nos tendría que proteger puede que no sólo no nos proteja sino que incluso nos hiera. Las luchas de poder, de dinero o las dependencias emocionales favorecen los celos y reproches, puede que los miembros de nuestra familia no sólo no nos protejan sino que, si no hacemos lo que nos dicen, nos aparten.

La mayoría de conflictos y los acontecimientos negativos permanecen en secreto entre los miembros de la familia y hay una especie de censura  para aceptar que no todas las familias son nutritivas para el sistema. Es necesario tomar conciencia de los conflictos, de lo que está pasando y conocer la verdad por mucho que duela, para poder empezar a construir relaciones satisfactorias. Muchos de estos conflictos tienen que ver con la forma de relacionarse a través de las cuatro toxinas que coartan y destruyen la comunicación que son: culpar o criticar, amurallarse o aislarse, estar a la defensiva y el desprecio, que además es dañino para la salud y puede hacer que enfermemos. Todos utilizamos estas toxinas, sin embargo, si la forma de relacionarse está basada de una forma cuantitativa y cualitativa en ellas, el sistema se vuelve tóxico con el consecuente sufrimiento para sus miembros.

Según Hellinger, las familias tienen un alma en común y cualquier cosa que le suceda a un miembro de la familia influye en los demás y nadie que pertenezca a ese campo puede ser excluido. Por esa razón, si no se respetan los “órdenes del amor” donde cada uno tiene su lugar en la familia, algún miembro podría enfermar en esa generación o en las venideras, ya que es una forma de poner atención en algo que hay que sanar. Cada uno tiene su sitio y debe ser respetado y valorado.

¿Qué hacer cuando esto ocurre? Lo primero que hay que hacer es ser conscientes de lo que está ocurriendo. Una vez que somos conscientes de ello, gestionar las emociones y no aceptar todo con tal de pertenecer al clan. Todo tiene un límite, y si el nudo no se puede deshacer, hay que cortarlo por mucho que duela.

Si no hemos nacido en un entorno amoroso, debemos ser capaces de generarlo en nuestra propia familia. Es nuestra responsabilidad hacerlo y todos somos capaces de conseguirlo. Para ello primero hemos de cortar el círculo vicioso, no hacer lo mismo que nuestros progenitores hacían sino pensar que es lo que queremos crear. No educar como nos educaron, sino con conciencia y si es necesario prepararse para ello. Tenemos todo tipo de información y recursos en internet. Antaño no existían los recursos que hay ahora, hoy en día no hay excusa; tenemos muchas oportunidades de todo tipo para crecer y desarrollarnos como personas y eso será una garantía para vivir en armonía con la familia que hemos creado.

Para prever que la familia hayan conflictos serios cuando los progenitores son mayores, es muy importante crear un ambiente en la familia basado en el respeto, la generosidad y la confianza, un ambiente propicio para que crear valor ya desde que se forma la pareja. Crear sinergias y aprovechar las vicisitudes para crecer juntos .

En Coaching Bouton, se hacen sesiones de coaching familiares con metodología sistémica basada en las técnicas y herramientas de ORSC. Las familias son una tercera entidad que la forman todos sus miembros, y lo que cada uno de ellos hace repercute en esta tercera entidad o sistema relacional. Entre otras muchas cosas  estos son algunos de los objetivos que se pueden conseguir con sesiones de coaching familiares: mejorar la comunicación, resolución de conflictos, clarificar los valores base que servirá de guía a la familia a la hora de tomar decisiones, reconocer y aumentar la autoestima de los miembros de la familia, aprender a respetar y dejar espacio vital a todos los miembros de la familia, dejar roles funcionales inadecuados para que cada uno tenga un rol en la familia adecuado y coherente.

Quizás no podamos hacer nada y necesitemos cortar la cuerda en lugar de desatarla con nuestra familia de origen, pero si tenemos la responsabilidad de crear un entorno sano y amoroso con la familia que creemos.

Lourdes Pérez Bouton

Coach personal y de familias

PCC, CPCC, ORSC