Internet, las redes sociales y Steve Jobs con sus elegantes aparatos, han revolucionado el mundo de la comunicación.
Vivimos en una época de gran desarrollo tecnológico. A través de la red podemos estar conectados casi al momento con casi todas las partes de la tierra. Esto está produciendo inevitablemente cambios en la cultura, en la economía y debería producirlos en el sistema educativo.
Con este continuo bombardeo de información, los niños ya desde muy pequeños están sobre-estimulados. Aunque tienen más posibilidades de elección, tienen mucha más presión. Les exigimos mucho y en todos los ámbitos de sus vidas y desde muy pequeños. A algunos niños y adolescentes, si no dan la talla en este nivel de exigencia, les puede provocar una actitud negativa, rebelde y de baja autoestima y con ello la pérdida de motivación, y caer en un estado de apatía o tristeza.
Todo este gran desarrollo tecnológico, contrasta con el sistema educativo actual que se formó en el siglo XIX en la Revolución Industrial y que está totalmente obsoleto. Ya que está basado en la época de la industrialización y se centra principalmente en el conocimiento cognitivo y en la memoria.
Hoy en día se sabe que hay diferentes tipos de inteligencia. Según Howard Gardner, psicólogo norteamericano, además de la inteligencia cognitiva que envolvería la lógica matemática y la lingüística, tenemos la Inteligencia espacial, musical, intrapersonal, corporal cinestésica, naturalista, abstracta y la Inteligencia práctica. Daniel Goleman nos enseñó que la capacidad humana de sentir, entender y saber gestionar las emociones en uno mismo se llama inteligencia emocional. Y que la capacidad humana de interaccionar con los demás es la inteligencia social. Según Goleman somos seres que estamos programados para conectar entre nosotros.
José Antonio Marina añade un tipo de inteligencia más, la inteligencia ejecutiva. El cerebro funciona como una gran computadora generando ideas, ocurrencias, sentimientos, deseos… algunos de ellos se hacen conscientes y otros no. La inteligencia ejecutiva es la que nos hace tomar decisiones conscientes y requiereun aprendizajeya que el niño nace con un cerebro impulsivo.
El aprendizaje de las funciones ejecutivas se produce a muy temprana edad. Lo más importante de todo es, por supuesto, el amor ya que los lazos afectivos que se crean en esa etapa de la vida van a influir directamente en el desarrollo cerebral del niño. Para el aprendizaje de las funciones ejecutivas es muy importante la disciplina o el entrenamiento. Con la disciplina el niño aprende a decidir y a elegir su comportamiento, a postergar un impulso para conseguir un objetivo más importante. Por ejemplo, hacer régimen para adelgazar requiere control, se ha postergar el placer de comer para conseguir el objetivo de estar más delgado, o tener mejor salud. Cuando falla el impulso del autocontrol, puede dar muchos problemas de conductas. Muchos criminales y delincuentes lo son por falta de autocontrol.
Así pues para educar a un niño para que sea feliz y para tener un buen desarrollo se necesitan tres cosas:ternura, disciplina y comunicación. Están equivocados los padres que no exigen nada a los niños, ya que si no le ponen límites es como si nadie los cuidara. Según la pedagoga Selma Fraiberg “El niño a quien no se le ponen límites llega a la conclusión de que sus padres no le quieren”.
Como decía anteriormente el sistema educativo creado en el siglo XIX para “producir” no es ahora válido, vivimos en una etapa de un gran avance tecnológico y ahora se sabe que hay muchos tipos de inteligencia y no sólo la cognitiva. Parece no tener mucho sentido el clasificar a los alumnos en las aulas sólo por edades. Además podrían aprender todo lo que necesitan para desenvolverse en la vida, y de una manera creativa. Por ejemplo conocimientos básicos de economía, medicina, leyes, cocina…
También habría que buscar un equilibrio entre el maestro y el alumno, acabar con la relación vertical de que uno manda y el otro escucha casi siempre pasivamente. El maestro puede liderar una clase comunicándose con sus alumno de una manera más equilibrada, reconociendo las diferentes habilidades de sus alumnos y centrándose en lo positivo y siempre inspirando crecimiento.
Todo esto junto con el poco tiempo que suelen tener muchas familias por no poder conciliar el trabajo con la vida familiar hace que nos tengamos que replantear muchas cosas.
El sistema educativo tiene que modernizarse y no permanecer desconectado de la realidad que lo envuelve. No puede estar desvinculado de los cambios tecnológicos. Ni tampoco puede continuar enseñando lo de siempre y de la misma manera. Los políticos deberían reformar el sistema educativo en este nuevo contexto sociocultural y económico, y los colegios deberían de salir de su rol tradicional y replantear nuevas formas de aprendizaje.