Es la tercera sesión de un proceso de coaching de un chico de 20 años que va a la Universidad. Quiere trabajar ser más responsable y organizado para sacarse el curso. Al terminar la sesión de coaching decide dejar esa carrera porque se da cuenta que no está alineada con sus valores y con su pasión.
Apliqué la técnica de sacarle el saboteador para saber de qué miedos se alimenta y poder profundizar sobre lo que realmente está pasando. A medida que iba transcurriendo la sesión, se dio cuenta que se estaba saboteando su propia pasión. Su saboteador le protegía de sentir pasión por lo que de verdad le gusta: Las células. Su pasión son las células. Su saboteador le intenta convencer de que siga con la carrera actual aunque no le emocione en absoluto con el fin de poderse colocar fácilmente en el mundo laboral. Sin embargo, este joven pensaba que dedicarse a lo que le gusta de verdad era sólo un sueño, una fantasía. Que era mejor estudiar algo en lo que se pudiera colocar fácil y rápido.
En la siguiente sesión de coaching, vino con mucha energía. Le pregunté que tal estaba y me contestó que muy bien. Que había decidido cambiar de carrera y apostar por estudiar lo que le apasiona y que de repente se encontraba muy ligero, como si se hubiera quitado una gran mochila de la espalda. Además se mostró muy ilusionado y contento, y dijo que se sentía muy bien, que se iba a enamorar de la ciencia que es lo que de verdad le gusta. Que iba a cumplir su sueño.
No es la primer vez que una joven cambia de carrera a la primera, segunda o tercera sesión como ha ocurrido en este caso. La elección de la carrera universitaria no se ha de hacer por miedo a no encontrar trabajo, o colocarse fácilmente, o por ganarse la vida. Ha de ser una decisión consciente y responsable basada en los talentos y valores del joven. Me sorprende que en los colegios se sigan haciendo sólo unos fríos tests para orientarlos profesionalmente. ¿Y la pasión dónde queda?. Una simples preguntas como éstas: ¿Qué es lo que te es muy fácil de hacer?. ¿Qué estás haciendo cuando te sientes muy motivado?, ¿Que ocupación te haría saltar de la cama muy contento para ir a trabajar?, ¿En que puesto de trabajo te ves dentro de cinco años? etc..La función del coach es conectar al joven con sus talentos y valores para que cree una autoestima en base a ello y pueda elegir un camino que le apasiones y desarrollarse como persona. Todos los colegios deberían de contar con la colaboración de un coach para ello.
A veces sólo hay que mirar al joven. Siempre recordaré que una joven con muchos problemas de estudios venía a las sesiones muy bien arreglada: Pelo perfecto, maquillaje e uñas impecables. Recuerdo que me decía que se pasaba cuatro horas arreglándose y que le encantaba. En el proceso de coaching en Coaching Bouton habló que dedicarse a ello no se le ocurrió antes porque pensaba que no era una opción válida y que sus padres no lo iban a permitir. Al final decidió estudiar peluquería y maquillaje. Los profesores enseguida empezaron a alabar sus resultados que no solían bajar del nueve. Era realmente buena y le apasionaba. Si somos buenos en algo y nos apasiona, emplearemos muchas horas y es más fácil que tengamos éxito que en algo que no nos emocione. Como dice ken Robinson, la gente produce lo mejor, cuando hace cosas que ama, cuando está en «su elemento».