gaviota

JUAN SALVADOR GAVIOTA ESCRIBIÓ PROBABLEMENTE EL PRIMER LIBRO DE COACHING

Cuando yo era pequeña un cuento llamado Juan Salvador Gaviota, con unos preciosos dibujos de estas aves, deambulada por mi habitación.  Esas gaviotas parecían mágicas, y ahora sé porqué, por la sensación de libertad que me trasmitían.

Después de muchos años y de varias mudanzas le perdí la pista y no reparé en él hasta no hace mucho. El día de Sant Jordi una amiga me lo regaló y fascinada lo devoré ese mismo día.

Juan Salvador Gaviota, escrito por Richard Bach, fue publicado en 1970. Quizá sea el primer libro de Coaching, aunque por esa misma época Timothy Gallwey  escribía su famoso “Juego interior del tenis”.

La obra de Bach es un canto a la libertad.  Juan es una gaviota a la que le fascina volar, pero no  lo hace como todas las demás, que lo único que hacen es buscar comida en la playa: lo más importante para Juan es hacer acrobacias y perfeccionar su vuelo, aunque con ello arriesgue su propia vida.

Incluso los  padres de Juan se avergüenzan de sus logros  y le dicen ;

– ¿Por qué te resulta tan difícil ser como el resto de la manada? ¡No eres más que plumas y huesos!- Le dice su madre. Y él le contesta:

– No me importa ser sólo plumas y huesos, mamá. Sólo pretendo saber qué puedo hacer en el aire y qué no. Eso es lo que quiero hacer.

Ante su “forma diferente de actuar” Juan es exiliado y al hablarle el Consejo sobre su irresponsabilidad él contesta:

– ¿Qué más responsable que una gaviota que ha encontrado y que persigue un significado, un fin más alto para la vida?. Durante mil años hemos escarbado tras las cabezas de los peces, pero ahora tenemos una razón para vivir, para aprender, ¡para ser libres!

Totalmente fuera de su zona de confort Juan toma una decisión muy valiente, desobedeciendo a sus padres y quebrantando totalmente las normas de su manada.  Tiene un propósito de vida: aprender a ser libre. Vive en soledad, practicando, aprendiendo y avanzando en su camino hacia la perfección, libre y orgulloso de haber controlado el miedo.

Juan también tiene sus creencias limitantes y a veces se desanima y se dice:

– Soy gaviota y las gaviotas no vuelan en la oscuridad. Soy limitado por naturaleza.

Pero enseguida recobra el ánimo y se pone a practicar y consigue retos que antes hubieran parecido imposibles.

Juan se va a los lejanos Acantilados y sigue aprendiendo. Un día mientras vuela, dos radiantes gaviotas se acercan volando. En este nuevo mundo las gaviotas piensan como él y están más evolucionadas. Juan le pregunta a su instructor Rafael.

-¿Dónde están los demás, Rafael? – ¿Por qué no hay más gaviotas aquí?

–  La única respuesta que puedo darte- le dice Rafael-…es, ¿Tienes idea de cuántas vidas debimos cruzar antes de que lográramos concebir la idea de que en la vida hay más cosas que comer, luchar o alcanzar poder en la bandada?

Rafael le habla del fuerte aprendizaje que Juan hizo en su primer mundo, llevando una vida en plenitud y eligiendo su forma de vida. Y de que en este segundo mundo comprenderá que es una gaviota perfecta y sin limitaciones. Y que no tendrá limitaciones porque no tiene miedo a aprender.

En la tercera etapa del libro, Juan se prepara para ser instructor de vuelo. Ahora su meta es volar por el pasado y por el futuro, y para eso tiene que comprender el significado de la bondad y el amor.  Juan se queda y trabaja con los novicios. Y les dice que la única ley verdadera es aquella que conduce a la libertad. Y que debemos intentar la superación de nuestras limitaciones.

Hay un frase muy significativa que le dice Juan a sus alumnos cuando se convierte en profesor.

–  Tenéis que comprender que una gaviota es una idea  ilimitada de la libertad,  y todo vuestro cuerpo, de un extremo del ala al otro, no es más que vuestro propio pensamiento.

Juan habla de la libertad interior, de esa que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.

Todos somos un poco Juan Salvador Gaviota. Muchos de nosotros nos pasamos la vida aprendiendo a volar y cayéndonos para volverlo otra vez a intentar. Y nos interesan más las cosas que alimentan el espíritu que las que alimentan los sentidos. Unos días conseguimos volar alto y a gran velocidad y otros apenas conseguimos mover las alas y mover el aire, pero lo que está claro es que lo que queremos es volar como Juan Salvador Gaviota y que ese vuelo tiene mucho que ver con la comprensión, con la bondad, con el  amor y la compasión, y sobre todo, con la libertad de elegir nuestro camino desde el corazón. De eso se trata, de vivir en libertad según nuestros valores, de ensayar el vuelo hasta conocernos bien y de sacar todo nuestro potencial e incitar a hacer lo mismo a otros.