Estaba haciendo la primera sesión de Coaching a una joven de 16 años, planificando objetivos a trabajar me dijo que quería dejar de llorar, ya que lo hacía casi todos los días y no sabía por qué. Intuí que sentía ira, le pregunté y me dijo que sí, cuando tenía 14 años vino la pandemia, ahora tiene casi 17 y su adolescencia se ha perdido por el camino, que sólo faltaba ahora la guerra de Ucrania. Pero lo peor es que me dijo que no se podía visualizar en 10 años por la situación actual de incertidumbre.

Son ya varios jóvenes, principalmente chicas, que me han dicho que lloran o están tristes y no saben por qué.

Normalmente, después de dedicar una sesión de Coaching para explorar la emoción que les hace llorar, he comprobado que la mayoría de las veces es por una mala gestión emocional. En el caso de las chicas, estas quieren ser perfectas en todos los sentidos, incluso en sólo sentir las emociones reconocidas como positivas. Como no se permiten sentir ira, miedo y tristeza, cuando menos se lo esperan, la emoción se libera sola como una olla a presión y lloran.

Una vez que aprenden a gestionar las emociones, no luchar contra ellas, y no sentirse culpables por sentir aquellas consideradas negativas, sino a dejarlas salir y gestionarlas, dejan de llorar.

Sin embargo, últimamente me estoy encontrando con jóvenes que además de lo dicho suman una profunda tristeza por el incierto futuro que les espera.

Gestionar las emociones es necesario ya que aunque se pueden disimular, no se pueden evitar, y al final salen como un surtidor cuando menos te lo esperas, por eso, la gestión emocional debería de enseñarse en el curriculum escolar.

Como muchas veces no es así, recomiendo a los padres que busquen la forma de que sus hijos/as, aprendan a gestionar las emociones, bien sea un taller, un psicólogo o un coach, para ayudarles a sobrellevar el complicado tiempo actual que les está tocando vivir en la importante etapa de la adolescencia.

Es normal no sentirse bien, sólo hay que parar, respirar e identificar nuestros sentimiento. Es un ejercicio muy necesario para que los adolescentes y en general todos podamos afrontar estos tiempo de incertidumbre.

Crear un espacio libre de juicios y autenticidad es una apuesta segura para que los adolescentes se sientan seguros y vivan en plenitud.