La falta de compromiso y liderazgo puede provocar estrés y ansiedad

La falta de compromiso y liderazgo puede provocar estrés y ansiedad. Ser coherente: hacer lo que uno piensa y siente no es tarea fácil. Muchas veces no lo hacemos por miedo al que dirán o a meternos en líos. Según mi opinión, es una falta de compromiso y de liderazgo vivir situaciones en las que podemos influir y ayudar, y no hacerlo. Y puede producir estrés y ansiedad.

Esquivar responsabilidades o no liderar situaciones que lo requieren por el bien común, tiene consecuencias negativas tanto a nivel del entorno como en uno mismo.

A nivel del entorno, es obvio que la carencia de ayuda, pueden provocar sufrimiento en algunas personas, porque otras no están comprometidas con su ocupación o cargo. Un médico que no escucha, un arquitecto que no para una obra ilegal, una persona que sabe de un maltrato y no lo denuncia, un hij@ que no va a ver a sus padres mayores… Es como pasar de puntillas por el mundo, cómo ver pasar las bolas delante de uno mismo y no coger ninguna. Es no implicarse en la vida, en las relaciones con las personas y con el mundo.

Sin embargo, a quien perjudica más es a uno mismo, ya que hay una voz interior que llama a la acción, a ayudar, a implicarse. La persona que no escucha su corazón, tiene que hacer verdaderos esfuerzos por acallarlo. Para no oír esa voz, tiene que apagar muchos otros sentimientos relacionados con la pasión, la bondad, la alegría…y termina desconectándose de sí misma hasta tal punto que sus emociones están al mínimo en su vida y se puede convertir en una especie de zombi. El miedo a sentir, las armaduras de protección hacen que se aleje de implicarse y disfrutar de la vida, de la satisfacción de poder ayudar y hacer sonreír a las personas.

Cuando pensamos y sentimos una cosa, pero hacemos otra, nuestro estado de ánimo se resiente y empezamos a acumular emociones limitantes como la desmotivación, frustración, rabia, desánimo y monotonía… Esas emociones bloqueadas por miedo a no sufrir, o por creencias de que es mejor no meterse en nada ajeno, quedan estancadas y van produciendo estrés y ansiedad. La ansiedad de saber que no hacemos lo correcto y no escuchamos nuestros verdaderos sentimientos y valores. Eso tiene un precio: ansiedad y/o estrés. Al final podemos terminar en un vivir sin sentido o en el peor de los casos con una depresión.

Ser coherentes con lo que pensamos, sentimos y hacemos nos va a dar la tranquilidad necesaria para confiar en la vida y sentirnos plenos.